ORIGEN
Las
leyendas siempre han formado parte de la vida de los pueblos. En el Caribe esta
situación se da en grado superlativo. En ellas, a través de un lenguaje mágico,
se expresan con gran espiritualidad e imaginación aspectos importantes de la
realidad que nos rodea. Estos relatos de hechos reales, son transformados por
la creencia e imaginería popular en fantásticas narraciones de carácter oral.
El 20 de enero, día de San Sebastián, se celebran en las poblaciones de la Ciénaga Grande de Santa Marta las fiestas del caimán cienaguero, muy diferente a la leyenda del hombre caimán de Plato. El caimán cienaguero es un festejo con raíces históricas muy profundas, convertido en objeto de estudio por reconocidos investigadores como: Ismael Correa Diazgranados, Guillermo Henríquez, Clinton Ramírez, Darío Torregrosa Pérez, Luis E. Vidal, Javier Moscarella, Martin Orozco Cantillo, entre otros.
El 20 de enero, día de San Sebastián, se celebran en las poblaciones de la Ciénaga Grande de Santa Marta las fiestas del caimán cienaguero, muy diferente a la leyenda del hombre caimán de Plato. El caimán cienaguero es un festejo con raíces históricas muy profundas, convertido en objeto de estudio por reconocidos investigadores como: Ismael Correa Diazgranados, Guillermo Henríquez, Clinton Ramírez, Darío Torregrosa Pérez, Luis E. Vidal, Javier Moscarella, Martin Orozco Cantillo, entre otros.
UBICACIÓN GEOGRÁFICA
Un
20 de enero, día de San Sebastián, reunidos en el municipio de Ciénaga (Magdalena),
un grupo de pescadores procedentes de Pueblo Viejo, pintoresca población
construida a orillas de la Ciénaga Grande de Santa Marta, se encontraban en una
amena parranda en el barrio “Cachimbero”, nombre derivado del olor a tabaco o
cachimba propio de los fumadores, a orilla del mar, en casa de Miguel Bojato,
quien vivía allí con su mujer Ana Carmela Urieles y sus dos hijas Juanita y la
cumplimentada Tomasita. El padre dispuso que las hermanas fueran al mercado a
comprar el ron y la comida para continuar el festejo.
FUNCIONALIDAD
Fiestera
En casa de los Bojato todo era
alegría, cantaban y bailaban cumbias y puyas, aunque en vista de la tardanza de
Juanita y Tomasita un ambiente de preocupación comenzó a apoderarse de los
asistentes al jolgorio. De pronto aparece Juanita. Su padre, presuroso, sale al
encuentro y con voz entrecortada preguntó: “mijita linda ¿Dónde está tu
hermana?”. Juanita lo miró y gritando respondió: “El caimán se la llevó”.
Posteriormente, Juanita cuenta que su hermana Tomasita fue a lavarse los pies
en las aguas de un brazo de la ciénaga, se distrajo, resbaló y “un maldito
caimán se la comió”.
De inmediato los asistentes a la fiesta, en su gran mayoría miembros de la
Familia Bojato y Urieles, se trasladaron al mercado en busca de Tomasita, con
resultados infructuosos. Al que encontraron fue al caimán, dándole muerte con
palos y arpones. El reptil, montado en una troja construida con unas varas de
mangle, fue conducido a casa de los Bojato acompañado de dos filas de
danzantes, una de cada lado del caimán.
Ya a esa hora la noticia era conocida en toda Ciénaga, los pobladores se
apretujaban en las aceras para ver de cerca al caimán, mientras el padre de
Tomasita gritaba:
Cumple años Tomasita
Este maldito caimán
Se ha comido a mi hijita”.
“Ay mijita linda
¿Dónde esta tu hermana?”
“El caimán se la llevó
El caimán se la comió”.
TEMÁTICA
Existe otra historia relacionada con este reptil y es la Hombre Caimán de Plato. Es una leyenda que trata de la historia de un hombre cuya pasión por espiar a mujeres desnudas lo condenó a quedar convertido en un ser con cuerpo de caimán y cabeza humana. Se desarrolla en la población ribereña de Plato.
En Plato se celebra
anualmente el Festival del Hombre Caimán. También existen una plaza y un
monumento en su honor que son patrimonio cultural de la población. La leyenda
del Hombre Caimán quedó inmortalizada en la canción "Se va el caimán"
del barranquillero José María
Peñaranda.
Cuentan
que hace mucho tiempo existió un pescador muy mujeriego que tenía por afición
espiar a las mujeres plateñas que se bañaban en las aguas del río Magdalena. Previendo
que podría ser descubierto entre los arbustos, se desplazó a la Alta Guajira para
que un brujo le
preparara una pócima que lo convirtiera temporalmente en caimán, para así no
despertar sospechas entre las bañistas y poderlas admirar a placer. Al cabo de
su observación, otra pócima, aplicada por un amigo suyo, debía retornarlo a su
estado humano. El brujo le preparó las dos pócimas, una roja que lo convertía
en animal, y otra blanca que lo volvía hombre de nuevo.
Saúl
disfrutó de algún tiempo de su ingenio, pero en una ocasión, el amigo que le
echaba la pócima blanca no pudo acompañarlo. En su lugar fue otro que, al ver
el caimán, se asustó al creer que era uno verdadero y dejó caer la botella
blanca con el preciado líquido. Antes de derramarse completamente, algunas
gotas del líquido salpicaron únicamente la cabeza de Saúl, por lo que el resto
de su cuerpo quedó en forma de caimán. Desde entonces, se convirtió en el
terror de las mujeres, que no volvieron a bañarse en el río.
La
única persona que se atrevió a acercársele después fue su madre. Todas las
noches lo visitaba en el río para consolarlo y llevarle su comida
favorita: queso, yuca y pan mojado
en ron. Tras la muerte de su
madre, que murió de la tristeza por no haber podido encontrar al brujo que
había elaborado las pócimas porque había muerto, el Hombre Caimán, solo y sin
nadie que lo cuidara, decidió dejarse arrastrar hasta el mar por el río hasta Bocas de Ceniza, como se
conoce la desembocadura del río Magdalena en
el mar Caribe a
la altura de Barranquilla.
Desde entonces, los pescadores del Bajo Magdalena, desde Plato hasta Bocas de
Ceniza, permanecen pendientes para pescarlo en el río o cazarlo en los pantanos
de las riberas.
La
Danza del Caimán se acompaña con el conjunto típico de los instrumentos
costeños (caña'e millo, tambora, tambor alegre, llamador y guacharaca), aunque
aquí el formato musical varía incorporando un acordeón, sin embargo, es a veces
reemplazado por un clarinete, también un instrumento popular en la tradición.
La letra de la tonada es interpretada por la voz de un cantor, quien lleva los
versos de la danza y lo acompaña un coro.
FORMA
Grupal
Hoy
con un vestuario informal, se danza en filas paralelas y un disfraz de caimán
balanceándose en el centro. El baile se suspende para que improvisadores
populares entonen versos a la vida, la mujer, la región, alternados con el
coro: “El caimán se la llevó, el caimán se la comió”.
En
la Danza de Caimán los danzantes trazan un juego coreográfico en
torno a este episodio y su icono central es la figura del caimán. Al Caimán lo
siguen y encierran los pescadores del pueblo. Hombres y mujeres avanzan
bailando con paso suave y ligero mientras ellas mueven los hombros. El baile se
detiene para dar paso a los versos y a la escenificación de los padres de
Tomasita cuando preguntan por la niña. La danza evoluciona en círculos y por parejas,
en tanto que el portador del caimán se pasea de aquí para allá con sugestivos
gestos y marcada satisfacción, dando a entender maliciosamente cuál fue el
destino de la púber Tomasita.
CARACTERÍSTICAS
Se
danza en filas paralelas y un disfraz de caimán balanceándose en el centro. El
baile se suspende para que improvisadores populares entonen versos a la vida,
la mujer, la región, alternados con el coro: “El caimán se la llevó, el caimán
se la comió”.
Personificación
La
tragedia de Tomasita
Ante
los pedidos de auxilio todos salen armados de arpones a perseguir el caimán.
Era una danza que sacaban en carnaval y que se bailaba entre hombres armados
con simuladores de arpones, representando lo que significaba la danza: La
cacería del caimán. A la cabeza de la danza iba el caimán bailado con destreza
por uno de sus danzantes, que era el que llevaba la voz cantante que siempre
era un buen improvisador.
Organología
musical
Musicalmente
aquella danza, distinta también en su coreografía y vestimentas, se acompañaba
con tambor, pito atravesao y guacharaca. Los versos, cantados en décimas,
octavas y cuartillas inspirados siempre en cosas jocosas y reales, mostraban la
originalidad de aquel baile.
Proceso
Escenográfico
Cuenta
la leyenda que para el festejado cumpleaños Ana Carmela salió a hacer las
compras con sus hijas Tomasita y Juanita en una de las tiendas de Las Mercedes
y se distrajo mientras sus hijas jugaban a la orilla del caño sin percatarse
que el caimán las observaba detenidamente, aguardando pacientemente atrapar a
una de ellas y arrastrarla al fondo de las turbulentas aguas, al primer
descuido que se aproximaran a él.
A
escasa distancia de la niña, la superficie de las aguas de Las Mercedes se
rompía ligeramente. De repente, sin aparente motivo, la superficie vuelve a
parecer completamente plana como un espejo.
No
sabían las inocentes niñas que cuando el caimán desaparece de vista es cuando
más peligroso es, y nadie, absolutamente nadie, está seguro ni dentro del agua
ni en la orilla, ya que es un ondulante torpedo que se desplaza con gran
agilidad por entre los matorrales y viejos troncos sumergidos que ruedan entre
el agua con apariencia inofensiva, y aquel caimán no deambulaba al azar.
Tomasita
y Juanita seguían allí jugando a la orilla de las aguas de Las Mercedes sin
darse cuenta que las acechaba uno de los más peligrosos predadores de los
cenagales. De pronto, los ojos del caimán desaparecieron de la superficie de
las aguas de aquel puerto: ya el maldito había decidido su destino. Poco
después, de nuevo, sus ojos sobresalen entre las redondas y grandes hojas
flotantes más cercanas a la orilla impidiendo ser visibles. Se acercaba lento y
silencioso, y sus ojos fijos en aquella criatura… en la tierna e inocente
Tomasita.
De
repente, la tranquilidad del ambiente desaparece. La superficie del agua
abruptamente se rompe en la orilla y Tomasita, la inocente niña que jugaba a
orillas de aquel tenebroso lugar de Las Mercedes, trata de correr en
desesperado intento para salvarse, pero todo es inútil. Todo fue en un abrir y
cerrar de ojos. Sobre el agua sus ojos son esenciales para atacar y se les
escapa muy pocas cosas, aún en la oscuridad.
Dos
enormes mandíbulas armadas con unos dientes puntiagudos y poderosos salen del
agua y hacen presa fácil en la tierna niña, que en un instante desapareció bajo
la superficie cuando el maldito caimán dio un brusco giro… y se sumergió con
ella para siempre.
Pedro
Mendoza Guardiola, autor de poesías y versos a la leyenda del caimán, además de
acucioso conocedor del folclor, refleja su sensibilidad con el querer y sentir
del pueblo, cuando con rabia y sentimiento de dolor le reclama así al maldito
en uno de sus más bellos y hermosos versos:
“Dime caimán: ¿por qué hiciste
Esa injusticia con ella?
Como la viste tan bella,
¿Por eso te la comiste?
Después
que Tomasita desapareció entre las turbulentas y oscuras aguas de aquel caño,
donde muchos salieron presurosos en encontrarla viva, no quedando una pulgada
de aquel puerto que no se registrara siendo todo inútil, fue cuando Ana Carmela
empezó a gritar enloquecida al recibir la noticia de la pérdida de su hija,
mientras sus amigas trataban de calmarla acompañándola en su dolor hasta el
rancho en ‘Cachimbero’, donde ellos vivían.
El
viejo Miguel, ignorante aún de la noticia, continuaba festejando el cumpleaños
de Tomasita. De pronto, en medio de aquel jolgorio, apareció la muchedumbre
llorando y la fiesta entonces de la alegría pasó a la confusión y pánico… y se
transformó en tormento.
El
padre de la niña al ver a Juanita sola, corrió y la abrazó alarmado y le
preguntó, como adivinando la máxima tragedia, sin saber que aquella se fuera a
convertir más tarde en un pedazo del folclor colombiano:
“¡Ay! Mijita linda, ¡dónde está tu
hermana!”
Y la niña llorando le contestó:
“El caimán se la comió, papá… ¡El
caimán se la comió!”
La
leyenda del caimán, como toda leyenda, llenas de contradicciones y
sentimientos, es una parte fundamental de nuestro pasado y presente que tiene
sus antecedentes en la tradición oral, fábulas y mitos, que surgen de una
historia pueblerina contada por alguien, que se repite siempre en distintas
formas y dependiendo muchas veces también, de nuestro interés y conveniencias.
No obstante, las leyendas hay que contarlas, mostrarlas y difundirlas, así sea
cada quien a su antojo, forma y estilo, pero sobre todo, recrearlas en toda su
riqueza y colorido folclórico.
EL
HOMBRE CAIMÁN DE PLATO
Existe
otra historia relacionada con este reptil y es la Hombre Caimán de Plato. Es
una leyenda que trata de la historia de un hombre cuya pasión por espiar a
mujeres desnudas lo condenó a quedar convertido en un ser con cuerpo de caimán y cabeza
humana. Se desarrolla en la población ribereña de Plato.
En Plato se celebra
anualmente el Festival del Hombre Caimán. También existen una plaza y un
monumento en su honor que son patrimonio cultural de la población. La leyenda
del Hombre Caimán quedó inmortalizada en la canción "Se va el caimán"
del barranquillero José María
Peñaranda.
Cuentan
que hace mucho tiempo existió un pescador muy mujeriego que tenía por afición
espiar a las mujeres plateñas que se bañaban en las aguas del río Magdalena. Previendo
que podría ser descubierto entre los arbustos, se desplazó a la Alta Guajira para
que un brujo le
preparara una pócima que lo convirtiera temporalmente en caimán, para así no despertar
sospechas entre las bañistas y poderlas admirar a placer. Al cabo de su
observación, otra pócima, aplicada por un amigo suyo, debía retornarlo a su
estado humano. El brujo le preparó las dos pócimas, una roja que lo convertía
en animal, y otra blanca que lo volvía hombre de nuevo.
Que aire musical es la danza del Caimán cienaguero
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ResponderEliminarCanción de hombre caimán
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